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Tropea se asoma a uno de los tramos más encantadores de Calabria, la Costa de los Dioses, una costa famosa por sus aguas cristalinas, playas de arena blanca y acantilados que caen abruptamente al mar. Este pueblo, conocido como la “Perla del Tirreno”, conserva un centro histórico cautivador, con calles empedradas, balcones llenos de flores y antiguos palacios nobiliarios que cuentan siglos de historia. El símbolo más emblemático es el Santuario de Santa María de la Isla, situado en un acantilado sobre el mar, que ofrece una de las postales más queridas del Mediterráneo.
Al pasear por las calles de Tropea, se pueden encontrar talleres artesanales, pequeños restaurantes típicos y mercados donde descubrir los productos locales, siendo la cebolla roja de Tropea la más destacada, famosa en todo el mundo por su sabor dulce e inconfundible. La zona también es un punto estratégico para explorar los alrededores: a pocos kilómetros se encuentran las playas de Capo Vaticano, con calas escondidas y vistas que al atardecer se vuelven inolvidables.
El mar, verdadero protagonista de la zona, invita a realizar excursiones en barco para descubrir grutas y bahías vírgenes, así como excursiones diarias a las Islas Eolias, fácilmente accesibles desde el puerto de Tropea. No faltan oportunidades para vivir experiencias auténticas: tours gastronómicos con catas de vinos calabreses, clases de cocina tradicional, y rutas naturales entre colinas y olivares que desprenden el aroma de la vegetación mediterránea.
Así, Tropea y la Costa de los Dioses representan una mezcla perfecta de bellezas naturales, cultura, tradiciones y sabores, ofreciendo al viajero una experiencia completa e inolvidable en cualquier época del año.
*Distancias a vista de pájaro