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La región donde se encuentran Le More y I Gelsomini es uno de los lugares más encantadores del centro de Italia, en la frontera entre Umbría y Toscana, en un área que combina de manera armónica la belleza natural, la riqueza histórica y el atractivo de antiguas tradiciones. A pocos minutos en coche se extiende la tranquila superficie del Lago Trasimeno, el cuarto lago más grande de Italia, rodeado de suaves colinas y salpicado de pintorescos pueblos como Castiglione del Lago, Tuoro, Passignano sul Trasimeno y San Feliciano, ideales para paseos junto al lago, visitas a castillos medievales y excursiones en barco hacia las islas Maggiore, Minore y Polvese.
A corta distancia también se encuentran los lagos de Chiusi y Montepulciano, inmersos en un entorno natural protegido y frecuentados por amantes de la observación de aves, la fotografía y las caminatas tranquilas. En menos de una hora se pueden alcanzar numerosas localidades ricas en arte, cultura y gastronomía: desde Città della Pieve, con su casco antiguo de ladrillo y las obras del Perugino, hasta Montepulciano, cuna del vino noble, pasando por Pienza, con sus perspectivas renacentistas impulsadas por el Papa Pío II, y llegando a Siena y Cortona, tesoros de arte y arquitectura medieval.
La ubicación es ideal también para explorar la Umbría más auténtica: Perugia con sus vestigios etruscos, Asís con su espiritualidad franciscana, y Orvieto con su catedral gótica y la ciudad subterránea. Si se va un poco más allá, se descubren las maravillas naturales de la Cascata delle Marmore, los senderos del Monte Subasio, los paisajes vírgenes de los Monti Sibillini y el horizonte ondulado de la Val d’Orcia.
Los amantes del bienestar encuentran en las cercanas Chianciano Terme y San Casciano dei Bagni reconocidos centros termales, mientras que los entusiastas del deporte pueden elegir entre golf, equitación, senderismo y ciclismo en las carreteras panorámicas y los bosques que rodean la zona. Todo el área es también famosa por su producción de vino y aceite: visitar bodegas, almazaras y agriturismos locales permite degustar la identidad del territorio a través de sus productos.
En este rincón de Italia, cada día puede convertirse en un viaje diferente: entre las cálidas piedras de los pueblos, el verde de los campos, el azul de los lagos y el silencio que acompaña los atardeceres en las colinas. Una zona que ofrece mucho, pero que solo pide una cosa a cambio: tiempo para descubrirla realmente.
*Distancias a vista de pájaro
(15 opiniones)
