B&B Casamia

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Zona Collina

Molina es un pequeño pueblo medieval rodeado por la naturaleza de la Lessinia, una región montañosa situada entre Verona y el Lago de Garda. Este lugar es conocido por sus cascadas y por los numerosos arroyos de agua cristalina que recorren la zona, ofreciendo paisajes impresionantes y una atmósfera de paz y serenidad. Sus orígenes se remontan al pasado, como lo demuestran las antiguas casas de piedra, las estrechas callejuelas empedradas y las tradiciones locales que aún perduran.

A pocos minutos del B&B se encuentra el Parque de las Cascadas de Molina, un área natural protegida que atrae cada año a miles de visitantes gracias a sus senderos rodeados de vegetación, puentes de madera y espectaculares cascadas. El parque dispone de diferentes rutas de variada dificultad, ideales para los amantes del senderismo y para quienes buscan un paseo revitalizante en contacto con la naturaleza.

Además de su belleza natural, Molina conserva una atmósfera auténtica y alejada del turismo masivo. El pueblo cuenta con una pequeña tienda de comestibles donde se pueden adquirir productos típicos de la Lessinia, como quesos, embutidos y miel local. A pocos pasos se encuentra el restaurante “Du Scalini”, famoso por sus platos tradicionales de la cocina veneciana. Durante los días festivos, es posible visitar la malga local, donde se producen quesos artesanales, y el Mulin di Lorenzo, un antiguo molino aún en funcionamiento, símbolo de la vida rural de antaño.

Molina es el destino perfecto para quienes buscan una estancia centrada en el relax, la naturaleza y las tradiciones. Su ubicación estratégica permite explorar fácilmente los alrededores: Verona, con su historia y sus monumentos icónicos como la Arena y la Casa de Julieta, está a unos 30 km, mientras que las orillas del Lago de Garda, con sus pintorescos pueblos y playas, se encuentran a solo 32 km. Para los amantes del trekking y las excursiones, la Lessinia ofrece numerosos senderos panorámicos entre bosques, praderas y formaciones rocosas únicas, como el espectacular Puente de Veja y las Grutas de Fumane, que guardan huellas de la presencia humana desde la prehistoria.

Pasar tiempo en Molina significa vivir una experiencia auténtica, entre paisajes vírgenes, sabores genuinos y el encanto de un pueblo que parece detenido en el tiempo.