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Bobbio se encuentra en el corazón de los Apeninos piacentinos, rodeado de suaves colinas y bosques frondosos que invitan a la relajación y a la exploración. Este pueblo histórico de Emilia-Romaña es famoso por su encanto atemporal, donde las calles empedradas, las antiguas iglesias románicas y las plazas tranquilas cuentan historias de siglos pasados. El símbolo más icónico es el Puente Gobbo, conocido también como el Puente del Diablo, que cruza el río Trebbia con sus arcos irregulares y ofrece vistas inolvidables.
El río Trebbia en sí es una de las maravillas naturales de la zona: sus aguas cristalinas y aptas para el baño fluyen entre playas de guijarros y paredes rocosas, creando rincones ideales para nadar, tomar el sol o simplemente escuchar el sonido del agua. En los alrededores, el paisaje está surcado por numerosos senderos de senderismo y cicloturismo, que se entrelazan entre castaños, viñedos y pequeños pueblos rurales, ofreciendo rutas adecuadas para todos los niveles de experiencia.
Entre los destinos más atractivos se encuentran las cascadas del Carlone y del Perino, lugares frescos y apartados perfectos para una excursión en la naturaleza. A poca distancia, también se pueden encontrar antiguos castillos, eremitorios y abadías que dan testimonio del rico pasado religioso y feudal del valle. Piancasale, donde se ubica el Antiguo Casale de Bobbio, es un pequeño pueblo inmerso en la vegetación, tranquilo y panorámico, ideal para quienes buscan paz, silencio y un contacto auténtico con el entorno.
Esta zona también es un punto estratégico para aquellos que desean explorar el norte de Italia: en menos de dos horas se pueden alcanzar ciudades como Milán, Génova y Turín, mientras que Venecia y Florencia están a poco más de tres horas. Es el lugar perfecto para quienes desean alternar días de tranquilidad y naturaleza con breves excursiones culturales a las grandes ciudades de arte.
*Distancias a vista de pájaro