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Calice Ligure es un pequeño pueblo enclavado entre las colinas del interior de Savona, a pocos kilómetros del mar de Finale Ligure, pero alejado del turismo masivo. Este rincón de Liguria conserva un alma auténtica y sorprendente, donde la naturaleza, el arte y el deporte se entrelazan de manera armoniosa. Sus impresionantes rocas, senderos panorámicos y paredes verticales lo convierten en un destino muy apreciado por los aficionados al free climbing y al mountain bike, gracias también a su proximidad a la Rocca di Perti y a las famosas paredes de escalada.
Durante las décadas de los sesenta y ochenta, Calice fue un verdadero centro cultural, visitado por artistas de la talla de Emilio Scanavino, Gianni Bertini, Sergio Sarri y Tino Stefanoni. Hoy en día, se pueden admirar muchas de sus obras en la Casa del Console, que alberga exposiciones permanentes que reflejan la vocación artística del lugar.
El pueblo también ofrece pequeños placeres cotidianos: pasear por las calles del centro, intercambiar unas palabras con la panadera o detenerse en la histórica Heladería Pastorino, en funcionamiento desde 1942, famosa por sus sabores audaces y sorprendentes, elaborados con ingredientes de calidad.
A solo 6 minutos en coche se encuentran las playas de Finale Ligure y Varigotti, que permiten alternar días en la colina con momentos de relajación junto al mar. Calice es, por lo tanto, un punto de partida ideal para explorar la Riviera de Ponente, pero también un lugar donde desacelerar, disfrutar de los sonidos de la naturaleza y sentirse acogido en un entorno humano y cálido. Es un destino perfecto para quienes buscan una experiencia de viaje auténtica, revitalizante y alejada de los circuitos convencionales.
*Distancias a vista de pájaro