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Serra San Quirico se ubica en el corazón de las Marcas, en una posición estratégica entre los Apeninos umbro-marchigianos y la costa adriática. Este pequeño pueblo medieval, situado en un promontorio rocoso, se distingue por su estructura urbana única, caracterizada por calles cubiertas llamadas copertelle, antiguos pasadizos que en su momento permitían defenderse y moverse a cubierto durante los asedios. El centro histórico aún conserva intacto su encanto antiguo, con murallas, torres y casas de piedra que narran siglos de historia.
El territorio que rodea a Serra San Quirico está dominado por paisajes de colinas armoniosas, campos cultivados, olivares y bosques que se alternan en un continuo de vistas rurales y panorámicas. Aquí se respira una atmósfera auténtica y relajante, alejada del turismo masivo, donde la naturaleza es la protagonista. A pocos kilómetros se extiende el Parque Natural Regional de la Gola della Rossa y de Frasassi, considerado el pulmón verde de las Marcas, con senderos de excursión aptos para todos, espectaculares acantilados, cañones y una rica biodiversidad.
Dentro del parque se encuentran las famosas Grutas de Frasassi, uno de los complejos kársticos más grandiosos de Europa, con cavidades inmensas, impresionantes formaciones de estalactitas y estalagmitas, y ambientes subterráneos que parecen esculpidos por la naturaleza a lo largo de millones de años. La visita a las grutas es una experiencia fascinante e inolvidable, adecuada para todas las edades.
La zona es ideal para los amantes del aire libre: además del senderismo y las caminatas, se pueden practicar actividades como canoa, rafting y escalada. Para quienes prefieren un enfoque más tranquilo, hay numerosos pueblos llenos de encanto y cultura en los alrededores: Fabriano, ciudad del papel y de la filigrana; Jesi, cuna del Verdicchio y del pintor Lorenzo Lotto; Loreto con su imponente Basílica; y Urbino, joya del Renacimiento italiano.
Entre las suaves colinas y los pueblos de piedra, la cocina marchigiana se expresa con autenticidad: embutidos, quesos, carnes locales, pasta casera y aceite de oliva virgen extra acompañan a los grandes vinos de la zona, como el Verdicchio de los Castillos de Jesi. Es una tierra que nutre generosamente, no solo el cuerpo, sino también el espíritu.
*Distancias a vista de pájaro