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La Bella Dormiente se encuentra en el corazón del Canavese, una región aún auténtica y poco visitada por el turismo masivo, donde la naturaleza, la historia y las tradiciones coexisten en perfecto equilibrio. La propiedad se sitúa en una tranquila aldea de Castellamonte, a solo unos minutos del centro, rodeada de prados, bosques y montañas que ofrecen paisajes impresionantes y atmósferas relajantes en cualquier época del año.
Detrás de ella se elevan el Monte Quinzeina y el Monte Verzel, famosos por su perfil que evoca la figura de una mujer acostada, de donde proviene el apodo “la Bella Dormiente”. Desde aquí se extienden numerosos senderos adecuados para excursiones a pie, en bicicleta o a caballo, sumergidos en la vegetación y la tranquilidad, perfectos para quienes disfrutan de regenerarse en el silencio de la naturaleza.
La zona es un punto de partida privilegiado para explorar el Parque Nacional del Gran Paradiso, los valles del Canavese – como la Valle Sacra y la Val Chiusella – y para llegar fácilmente a destinos culturales y naturales como Ivrea, Turín, la Valle de Aosta o el Sacro Monte de Belmonte, patrimonio de la UNESCO.
El territorio también ofrece una sorprendente variedad de experiencias: desde castillos medievales hasta lagos alpinos, desde santuarios en lo alto hasta rutas mineras, desde festividades locales hasta mercados, así como rutas enogastronómicas que destacan los productos típicos y las tradiciones agrícolas. Para los amantes del deporte, las oportunidades son abundantes: escalada, vías ferratas, esquí, senderismo, marcha nórdica, parapente, equitación, fotografía de naturaleza, canoa, bicicleta de montaña y esquí de travesía.
Entre montañas y colinas, La Bella Dormiente es un refugio ideal para aquellos que desean escapar de la rutina, respirar aire puro y vivir una experiencia auténtica en un rincón de Piamonte que aún conserva su verdadero encanto.
*Distancias a vista de pájaro