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La zona de Fleri, una fracción de Zafferana Etnea, se sitúa en un lugar privilegiado al pie del Monte Ilice, a medio camino entre el mar y la montaña. Este pequeño núcleo mantiene la calma de los pueblos etneos, rodeado de un paisaje que combina viñedos, huertos de cítricos y extensiones de matorral mediterráneo. La carretera que lo une a Viagrande y Zafferana serpentea entre curvas ordenadas y vistas encantadoras, ofreciendo panorámicas que abarcan tanto las laderas del volcán como la costa jónica.
Zafferana Etnea es un lugar animado y acogedor, famoso por la producción de miel, sus mercados y los eventos culturales que llenan las plazas durante todo el año. Desde aquí se inician algunas de las rutas más espectaculares para llegar al Etna, incluyendo la Strada Mareneve que conduce hasta el Rifugio Sapienza y, aún más arriba, hacia los cráteres superiores. Las excursiones a pie, en jeep o en teleférico permiten experimentar de cerca la fuerza y la belleza de la “Muntagna”, como la llaman cariñosamente los lugareños.
A poca distancia se encuentran lugares de gran interés natural y cultural: las Gole dell’Alcantara, esculpidas por el agua en la roca basáltica; la Riviera de los Ciclopi con los farallones de Acitrezza y los pueblos pesqueros como Santa Tecla y Capomulini; las ciudades artísticas de Catania y Acireale, con su patrimonio barroco y tradiciones populares. Un poco más lejos, Taormina deslumbra con su Teatro Antiguo y las vistas al mar.
La zona también es un punto de partida perfecto para los amantes de la gastronomía. Bodegas históricas como Benanti abren sus puertas a los visitantes para catas de vinos etneos, mientras que los agroturismos y restaurantes ofrecen platos típicos de la tradición siciliana. La combinación de mar, montaña, historia y sabores hace de este territorio un lugar único, capaz de ofrecer experiencias auténticas e inolvidables en cada estación del año.
*Distancias a vista de pájaro
