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Las Tierras de Siena son un mosaico de paisajes que combinan armoniosamente historia, naturaleza y tradición. Colinas suaves, filas de cipreses y viñedos se alternan con bosques y campos cultivados, creando panoramas que parecen sacados de un cuadro renacentista. Es un territorio rico en pueblos medievales, pequeños tesoros que han permanecido intactos a lo largo del tiempo, donde el ritmo de vida aún está marcado por la cultura agrícola y las tradiciones gastronómicas.
A poca distancia de la finca se encuentra la Val di Chiana, conocida por sus huertos, olivares y la producción de vinos de alta calidad. Cortona, con sus murallas etruscas y sus callejuelas empinadas, ofrece vistas panorámicas únicas y un patrimonio artístico extraordinario. Montepulciano, famoso por su Vino Nobile, combina elegantes palacios renacentistas y bodegas históricas que se pueden visitar.
Hacia el sur se extiende la Val d’Orcia, Patrimonio de la Humanidad, con sus colinas icónicas salpicadas de granjas, abadías y cipreses solitarios. San Quirico d’Orcia, Pienza con su arquitectura ideal promovida por el Papa Pío II, y Montalcino, cuna del Brunello, son paradas imprescindibles para quienes aman la historia y los sabores auténticos.
Desde aquí, también es fácil llegar a Siena, con su Piazza del Campo y su catedral gótica, a Florencia con las obras maestras del Renacimiento, y a Arezzo, ciudad etrusca y medieval conocida por sus mercados de antigüedades y las obras de Piero della Francesca.
La zona es perfecta para los amantes del senderismo y las caminatas, con senderos que se entrelazan entre viñedos, bosques y vistas espectaculares. Cada estación ofrece colores y sensaciones diferentes: las flores de primavera, el oro de los campos en verano, los tonos cálidos del otoño y la atmósfera silenciosa del invierno.
Un entorno único que permite experimentar la Toscana más auténtica, entre naturaleza virgen, encantadores pueblos y un patrimonio cultural que continúa sorprendiendo a todos los que se acercan a él.
*Distancias a vista de pájaro
