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La región que rodea Polignano a Mare es un conjunto de paisajes que alternan el mar y el campo en un equilibrio singular. Los acantilados de piedra caliza que se elevan sobre el Adriático brindan vistas espectaculares y enmarcan calas escondidas y playas de guijarros bañadas por aguas cristalinas, consideradas entre las más famosas de Puglia. Las calles del casco antiguo, situadas entre casas blancas y balcones llenos de flores, llevan a terrazas naturales desde donde se puede contemplar el infinito azul del mar.
No muy lejos, el área rural revela su esencia más genuina: olivos centenarios, viñedos y masías salpican las suaves colinas, narrando una larga tradición agrícola que aún hoy define la vida local. El campo huele a hierbas mediterráneas y, dependiendo de la temporada, se pinta con almendros en flor, extensiones de trigo o racimos maduros de uva.
En los alrededores se encuentran algunos de los destinos más famosos de la región: las grutas de Castellana con sus cavidades subterráneas de belleza excepcional, Alberobello y sus trulli reconocidos por la UNESCO, Locorotondo con sus casas circulares blancas y Ostuni, la "Ciudad Blanca" que domina el valle desde lo alto con su arquitectura medieval. La cercanía a Monopoli añade un toque marítimo, con su puerto antiguo y las playas de la ciudad, mientras que Bari ofrece una inmersión en la historia con la basílica de San Nicolás y el castillo normando-suevo.
La zona también invita a disfrutar de experiencias al aire libre, con rutas ciclistas y caminatas a lo largo de la costa, además de un viaje a través de los sabores de Puglia: orecchiette, quesos frescos, aceite de oliva virgen extra y vinos locales que cuentan la riqueza del territorio. Es un lugar que ofrece cada día nuevos descubrimientos, suspendidos entre la fuerza del mar y la tranquilidad del campo.
*Distancias a vista de pájaro