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La Tenuta Blancamar se encuentra en la Piana di Cannai, una de las zonas más bellas de la isla de Sant’Antioco, caracterizada por paisajes vírgenes, profundos silencios y una naturaleza aún genuina. Esta área es un verdadero tesoro de historia, cultura y biodiversidad, donde la vegetación mediterránea se mezcla con suaves colinas, muros de piedra seca, antiguos caminos y pastizales. Aquí, hace milenios, se establecieron los pueblos nurágicos, dejando grandes testimonios como el complejo de Grutti ‘e Acqua, uno de los más importantes de la isla, y la Tumba de los Gigantes “Su Niu ‘e su Crobu”, situada no muy lejos de la tenuta.
La ubicación es ideal para quienes desean sumergirse en la historia y la naturaleza sin renunciar a la proximidad al mar. En pocos minutos se pueden alcanzar las playas de Coaquaddus y Cala Sapone, conocidas por sus aguas cristalinas y acantilados impresionantes. A poca distancia también se encuentran las pequeñas playas más tranquilas de Turri y Capo Sperone, perfectas para quienes buscan paz, así como la espectacular piscina natural del Arco de los Besos, también conocida como Is Praneddas, donde darse un baño se convierte en una experiencia inolvidable.
La zona ofrece numerosas oportunidades para los amantes de las actividades al aire libre: senderismo entre sitios arqueológicos y vistas panorámicas, excursiones en quad o a caballo desde centros cercanos, deportes acuáticos como surf, windsurf, kitesurf y buceo en las calas más resguardadas. También es posible participar en paseos en barco o experiencias de pesca turística, para descubrir la isla desde el mar y disfrutar a bordo de la captura del día.
A aproximadamente 10 kilómetros se halla el animado centro de Sant’Antioco, rico en historia, museos, talleres artesanales y locales en el paseo marítimo. Aquí se pueden visitar lugares únicos como el Museo Arqueológico Ferruccio Barreca, el pueblo subterráneo, las catacumbas paleocristianas bajo la basílica y el Museo del Bisso, donde Chiara Vigo preserva el antiguo arte de la seda marina. Por la noche, el paseo marítimo y la calle principal se convierten en lugares ideales para un paseo, un aperitivo o una cena con vista al mar.
Hacia el norte, merece la pena visitar el pueblo de Calasetta, con sus casas blancas y azules, sus playas de arena y los viñedos que dan al mar. Desde allí se puede tomar un ferry a la isla de San Pietro y visitar Carloforte, un pueblo de origen ligur que es único en Italia, famoso por su cocina a base de atún rojo y couscous tabarkino.
Así que la Piana di Cannai es el punto de partida perfecto para un viaje que combina naturaleza, mar, arqueología y sabores auténticos, en un rincón de Cerdeña que todavía es genuino, silencioso y lleno de belleza.
*Distancias a vista de pájaro