Casa Cardinali

¡Hola, soy Laura

Descubran Montepascolo, un lugar que encanta en cada estación del año. La vista del pintoresco pueblo es realmente espectacular, y al atardecer se puede disfrutar de una atmósfera única y mágica. La carretera panorámica termina justo en nuestro patio, brindándoles acceso directo a este rincón de belleza. Nuestras colinas, llenas de historia milenaria, cuentan relatos que se pueden sentir en la propia tierra. En 2012, junto a mi madre, decidimos abrir las puertas de este pequeño paraíso para compartirlo con aquellos que, como nosotros, aman la naturaleza, sus silencios y los aromas que enriquecen los desayunos, acompañándoles durante su estancia en Montepascolo.

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Zona Collina

La estructura se sitúa en pleno corazón de las colinas piacentinas, rodeada de viñedos y paisajes que ofrecen vistas impresionantes en cada estación. A tan solo 800 metros del centro de Castell’Arquato, uno de los pueblos medievales más encantadores de Italia, la zona proporciona un equilibrio perfecto entre historia, naturaleza y tradiciones gastronómicas.

Castell’Arquato se desarrolla sobre una cresta panorámica y conserva intacta su esencia medieval. Las calles empedradas conducen a la Rocca Viscontea, a la Collegiata de Santa Maria Assunta y al Palacio del Podestà, auténticos testimonios de un pasado glorioso. El pueblo es un lugar ideal para pasear entre talleres artesanales, enotecas y restaurantes que ofrecen platos típicos y vinos locales. En los alrededores se pueden encontrar numerosos castillos y pueblos fortificados, como Vigoleno, Gropparello, San Pietro in Cerro, Scipione, Paderna, Bobbio y Bardi. Cada uno de ellos narra historias de épocas pasadas, entre leyendas, arquitecturas imponentes y tradiciones aún vivas.

Las colinas piacentinas también representan una excelencia enogastronómica. La viticultura es parte esencial de la cultura local y ofrece vinos de alta calidad como Gutturnio, Bonarda y Ortrugo, que pueden degustarse en las numerosas bodegas de la zona. La gastronomía se caracteriza por sabores auténticos con especialidades como el salame piacentino, la coppa, la pancetta, los pisarei e fasò, los tortelli con la cola y los anolini en caldo. Cada comida se convierte en un viaje a través de los sabores de la tradición, realzado por la calidad de las materias primas de la región.

Para quienes aman la naturaleza y las actividades al aire libre, los alrededores ofrecen numerosas oportunidades para excursiones a pie, en bicicleta de montaña y a caballo. Los senderos serpentean entre viñedos, bosques y colinas, brindando panoramas inolvidables. La carretera panorámica que lleva a la estructura, aunque no está asfaltada, está conectada a rutas ciclistas y senderos perfectos para quienes desean explorar la zona a un ritmo pausado. A pocos kilómetros se encuentran también los balnearios de Salsomaggiore y Tabiano, ideales para quienes buscan momentos de relajación y bienestar.

A pesar de la atmósfera apartada y rodeada de naturaleza, la estructura es de fácil acceso. La salida de la autopista de Fiorenzuola d’Arda y la estación de tren están a solo diez kilómetros, mientras que Fidenza se encuentra a veintidós kilómetros, con su estación y un renombrado outlet para los amantes de las compras. Parma está a cincuenta y siete kilómetros, Piacenza a cuarenta y uno, y Milán a aproximadamente cien, haciendo que este destino sea accesible incluso para quienes vienen de más lejos.

Estar en esta zona significa adentrarse en un mundo suspendido en el tiempo, donde la belleza de la naturaleza se une a la historia y a los sabores auténticos. El ritmo pausado del campo, la cálida hospitalidad y el encanto de los pueblos medievales hacen que cada visita sea una experiencia única e inolvidable.