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Seborga se asienta sobre una colina a 517 metros de altitud, con vistas al mar y un panorama que abarca el Principado de Mónaco y la Costa Azul. Este pequeño pueblo del Ponente ligur, famoso por su historia milenaria y sus reivindicaciones identitarias que lo han hecho conocido como “Principado de Seborga”, conserva intacto el encanto de un antiguo castillo medieval. El centro histórico es un laberinto de callejuelas, arcos de piedra y plazuelas tranquilas, donde el tiempo parece haberse detenido y aún se puede escuchar el sonido de las campanas que marcan la vida cotidiana.
Las terrazas que rodean el pueblo, cultivadas con mimosas y genistas, cuentan una tradición floral profundamente arraigada, que cada año, entre enero y abril, tiñe el paisaje con tonalidades doradas y aromas intensos. Los olivares y los bosques de matorral mediterráneo completan el escenario, atrayendo a excursionistas de toda Europa que recorren los senderos con vistas al mar entre silencios, naturaleza y cielos despejados.
Además de su historia y su patrimonio natural, Seborga alberga una rara exposición permanente de más de 200 instrumentos musicales antiguos, un hecho único en Liguria, que se puede visitar durante todo el año. Su ubicación privilegiada permite llegar rápidamente a Bordighera, con su elegante paseo marítimo y jardines exóticos, a Sanremo, famoso por su Festival y su Casino, a Montecarlo con sus palacios y su puerto, y a Niza, vibrante y cosmopolita, la segunda ciudad de la Costa Azul. El valle que sube de Bordighera a Seborga es un trayecto fascinante entre olivos, mimosas y vistas al mar, ideal para quienes buscan autenticidad y belleza atemporal.
*Distancias a vista de pájaro