Información varios
El pueblo de Garda se encuentra en la orilla oriental del lago Benaco, en uno de los tramos más encantadores y característicos de toda la región. Este núcleo, que da nombre al lago, conserva un centro histórico vibrante y cuidado, compuesto por callejuelas empedradas, antiguas casas decoradas con frescos y pequeñas plazas llenas de cafés, heladerías y tiendas de artesanía. A lo largo del elegante y florido paseo del lago, se percibe una atmósfera relajada, ideal para pasear al atardecer y admirar los reflejos del agua.
La zona es famosa por sus paisajes suaves y variados: detrás del pueblo se elevan las colinas morenicas cubiertas de viñedos y olivares, mientras que no muy lejos se encuentran los bosques de la Rocca di Garda, un promontorio panorámico que ofrece una de las vistas más impresionantes del lago. Desde aquí, parten numerosos senderos y caminos que conectan Garda con Bardolino y Torri del Benaco, permitiendo descubrir siempre nuevos rincones entre la naturaleza y paisajes deslumbrantes.
Punta San Vigilio, una de las joyas del lago, es accesible a pie a lo largo de la costa: una península encantadora con un pequeño puerto del siglo XVII, un parque exuberante y una pequeña bahía apta para el baño que cautiva por su belleza atemporal. Desde Garda, es fácil explorar otros pueblos que bordean el lago, aprovechando los barcos de Navigarda que conectan ambas orillas, o bien organizar una visita a Verona, una ciudad de arte y cultura que se puede alcanzar en menos de una hora.
Entre naturaleza, historia y sabores, Garda es un lugar que ofrece experiencias diversas y complementarias: desde las excursiones en la tranquilidad de las colinas, hasta los días junto al lago, pasando por los eventos y festividades que animan el pueblo durante todo el año.
*Distancias a vista de pájaro